lunes, 8 de febrero de 2010

Un vacío que intento de llenar


Ya no lo soportaba. Estaba colmada de tanto, tanto ruido...pero no tenía a nadie conmigo, más que al silencio.
¿Cómo podía resultarme la soledad tan molesta?

Se supone que así alguien puede relajarse y disfrutar de las cosas más insignificantes que nos rodean... como las hojas secas caer de los árboles, las hormigas caminando por el pasto, las ondulaciones que provoca viento en el agua...
cosas tontas que me encantan pero no podía disfrutarlas con todo eso dándome vueltas.
Entonces ignoré absolutamente todo.
 Excepto el lugar donde estaba. Sentada en un piso de piedra blanca, bajo los árboles que rodeaban mi pileta ubicada en la ezquina de una manzana de un barrio muy tranquilo. Comencé a preguntarme qué tan sola estaba realmente... mirando el reflejo que hacía el agua de mi, vinieron a mi mente varias personas que intentaban de ayudarme, pero seguía sintiéndome vacía. Hundiendo mi mano lentamente en la pileta, me pregunté qué o quién me hacía falta... si supuestamente lo tenía todo, una familia que me quiere, una amiga, una pareja... nada material me hacía falta, tengo metas en la vida, no me va mal en lo que me gusta hacer.
Estaba más claro que el agua que tocaba. Llegué a la conclusión de que me hacía falta yo misma.
El vacío que no se cómo llenar, lo provoqué yo.

Un vacío que intento de llenar


Ya no lo soportaba. Estaba colmada de tanto, tanto ruido...pero no tenía a nadie conmigo, más que al silencio.
¿Cómo podía resultarme la soledad tan molesta?

Se supone que así alguien puede relajarse y disfrutar de las cosas más insignificantes que nos rodean... como las hojas secas caer de los árboles, las hormigas caminando por el pasto, las ondulaciones que provoca viento en el agua...
cosas tontas que me encantan pero no podía disfrutarlas con todo eso dándome vueltas.
Entonces ignoré absolutamente todo.
 Excepto el lugar donde estaba. Sentada en un piso de piedra blanca, bajo los árboles que rodeaban mi pileta ubicada en la ezquina de una manzana de un barrio muy tranquilo. Comencé a preguntarme qué tan sola estaba realmente... mirando el reflejo que hacía el agua de mi, vinieron a mi mente varias personas que intentaban de ayudarme, pero seguía sintiéndome vacía. Hundiendo mi mano lentamente en la pileta, me pregunté qué o quién me hacía falta... si supuestamente lo tenía todo, una familia que me quiere, una amiga, una pareja... nada material me hacía falta, tengo metas en la vida, no me va mal en lo que me gusta hacer.
Estaba más claro que el agua que tocaba. Llegué a la conclusión de que me hacía falta yo misma.
El vacío que no se cómo llenar, lo provoqué yo.